lunes, 17 de noviembre de 2014

INTERSTELLAR: "El arte de querer abarcarlo todo"






Continuo en shock, si, he de admitirlo. Si ya habéis pasado por el cine a ver la última de Nolan, me entenderéis perfectamente. Una sensación de extrañeza me atrapó nada más salir del cine, consciente de la complejidad de los acontecimientos que nos había querido mostrar y la dificultad de que encaje todo en 169 minutos. A pesar de este primer sentimiento, no os engaño si también confieso que jamás había experimentado tal cúmulo de sensaciones en una sala de cine. Christopher Nolan es un genio, un artista capaz de manipular las sombras y la luz, de una manera magistral. INTERSTELLAR peca de querer abarcar demasiado, eso está claro, pero quizás es ese su gran contra y, a la vez, su gran pro. El espectador se siente tan pequeño frente a la inmensidad que Nolan está tejiendo ante sus ojos, que no puede dejar de sobrecogerse y maravillarse al mismo tiempo casi en cualquier instante del film. ¿Preparados? Agarraos, nos deslizamos por un agujero de gusano en 3... 2... 1...

Si analizamos en primer lugar el cine de Nolan, Interstellar es quizás la película que más se distancia del resto de su filmografía como director. La oscuridad, el desapego del que siempre presume Nolan, con personajes emocionalmente poco definidos y tramas esencialmente pesimistas, se aparta en esta ocasión para darle un mayor protagonismo al aspecto sentimental, a aquello que "mueve" al ser humano a actuar como lo hace. No hay mayor incentivo en la vida para un padre que tratar de salvar a sus hijos, y si no que se lo digan a Matthew McConaughey, cuyo personaje no duda en embarcarse en un viaje a millones de kms de su hogar para tratar de darles a sus hijos un mundo en el que poder vivir, literalmente. Murph (Jessica Chastain), por el contrario, se apoya en un sentimiento de abandono (¿¡o quizás de esperanza!?) para volcar su vida en la búsqueda de una ecuación imposible; el profesor Mann (Matt Damon), sin embargo, se escuda en el sentimiento más primitivo y visceral del hombre, el instinto de supervivencia... ¿Alguien da más? Pero no todo son cambios para bien, esa costumbre de Nolan por contextualizarnos cada pequeño detalle o gesto que nos muestra, se pierde en perjuicio del espectador, que resiente durante toda la película una falta de información, especialmente acentuada al comienzo del film. Es cierto que la trama no gira en torno a lo ocurrido en la Tierra, pero podría haber perdido un par de minutos en hacernos un croquis de cómo, cuándo y por qué la esfera terrestre se encuentra en esta situación tan crítica...

Al margen de esto, Interstellar es un auténtico regalo para la ciencia ficción, y no lo digo por sus fantásticos efectos especiales, en los que, como siempre, no se escuda sobremanera Nolan, si no por la valentía del director en emprender tan complicada empresa, y ofrecernos momentos cinematográficos que cualquier amante de la ciencia ficción en algún momento de su vida había deseado poder ver reflejados en la gran pantalla. Ese viaje a través de un puente Einstein-Rosen, la visión de otros planetas de los que podemos describir su superficie, sus condiciones climáticas, la composición de su aire,... pero no ver; como sería la colonización de los mismos; calibrar una misión, no ya pensando en el combustible o el oxígeno disponible, sino teniendo en cuenta el espacio-tiempo y las repercusiones para aquellos que dependen de la misión,...Son tantos los momentos que me dejaron sin palabras, ensimismada,... que perdono a Nolan su ambición por querer abarcar demasiado... No es una película redonda, claramente, incluso su giro argumental final le resta gran parte de seriedad, pero, señores, es un experimento tan jodidamente espectacular, que no seré yo quien diga nada en contra.



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